Hay algo mucho peor que estar dentro de una relación con una persona con trastorno de personalidad narcisista, y es salir de esa relación.
Un ciclo de abuso narcisista se repetirá siempre. Solo hay una persona capaz de romperlo y salir de él: la propia víctima.
«¿Dónde estás, Sita? ¿Dónde te has ido? ¿Dónde te han dejado encerrada?»
Elsa, a sus casi sesenta años, justo cuando su salud le crea inquietud, se encuentra con la dureza de tener que enfrentarse a la realidad de lo que ha sido su vida durante años, después de haber decidido romper el ciclo.
Comenzará un recorrido para aprender a gestionar la mentira en la que ha vivido, sanar para volver a respirar.
En un diario emocional narra su adiós al dolor, su encuentro con una posibilidad de volver a vivir, con la desconfianza, las dudas, las taras y secuelas que, tras esta relación, han quedado tatuadas: disonancia cognitiva, estrés postraumático, deseos de desaparecer, nula autoestima.
El revulsivo que supone para Elsa la aparición inesperada de Máximo, un amigo de la infancia. La lucha interna con ella misma y con todos los fantasmas que la acorralan.
«¿Por qué hay personas que matan así…? Sin que se note.»
«En todo caso, en un espacio corto de tiempo, he sido consentidora de hechos que me negaba a asumir, cerré los ojos, no quería admitirlo.»
«Una sola pregunta… Una sola respuesta.»
«¿De verdad crees que merezco que me trates así…?»