Un elocuente y reflexivo don Servando te hace viajar por la historia de nuestra gente al contarte las experiencias vividas por él, o por algunos de sus vecinos y amigos, a lo largo de toda su vida. Con una oratoria bastante lograda, en relación con los tiempos que corrían, se adentra en un mundo que nos traslada, sin remedio alguno, a un pasado reciente donde la nobleza y el respeto entre los habitantes eran valores muy destacados en la comunidad isleña. Todo ello, sin dejar atrás el aspecto dicharachero y bromista que caracteriza al buen hombre.
Este personaje no deja de mirarte a los ojos, mientras te relata algún suceso o reflexiona sobre las lecciones que nos da la vida, de las cuales muchas veces no nos damos cuenta. Cuentos de labranzas, noviazgos prohibidos, herencias ensangrentadas, barreras del tiempo e, incluso, encuentros con la Santa Compaña, entre otras muchas más.
Casi una treintena de sucesos acaecidos en diferentes escenarios se pronuncian en cada página de este libro, que te transportará, por medio de la nostalgia, a un sentimiento de satisfacción y bienestar, del que puede salirse alguna lagrimilla, o bien, marcarte una buena sonrisa en tu rostro.
A un vecino como este…, a un hombre como don Servando, vale la pena conocerle, se lo digo yo.