Una nueva novela negra de este autor, la quinta ya, en la que una familia normal se ve desgarrada por el secuestro de su única hija de cuatro años. No entienden lo que ha sucedido, ya que los delincuentes no piden ningún rescate y la niña no aparece tras un largo periodo de espera y desesperación.
El desarrollo de la historia es trepidante. Tras varios años de silencio y sin ninguna pista para la investigación, la confesión de un preso moribundo da pie al inspector Losada a reiniciar la búsqueda de nuevos indicios que puedan permitirle encontrar a Julia.
La angustia de la madre no disminuye con el paso del tiempo ni con el nacimiento de un nuevo hijo. Es el tema recurrente de conversación entre los cónyuges, aun a sabiendas del daño que les produce.
Guillermo, el padre de la niña, se implica con todas sus fuerzas y medios en las indagaciones, ayudando a su ya amigo, el inspector Losada, incluso cuando ello implica saltarse sus propias convicciones.
Destaca la presencia de Víctor, un guardaespaldas tierno con su pupila, pero brutal cuando se trata de defender su vida.
A lo largo de la historia, se introducen asesinatos y violencia extrema entre bandas de narcotraficantes, que en principio no parecen tener relación con el secuestro.
Es seguro que esta historia les mantendrá entretenidos hasta su culminación, con un final que, aunque esperado, no deja de sorprender y emocionar.