2011. Érik de Diego vive una crisis existencial que le empuja a la decisión de huir y poner en pausa su vida durante unos meses.
Su primer destino es Guatemala, un país que le irá cautivando día a día, sumergiéndose en su historia, sus conflictos, sus desigualdades y sus luchas de la mano de aquellas personas que se irán cruzando en su camino y que le ayudarán a entender esa tierra lejana. Obsidiana, sangre y oro no es más que dos viajes que se entrelazan: el del conocimiento de un país y sus realidades diversas, con el viaje interior de quien busca su brújula sin saber muy bien por dónde empezar. Viajes entrelazados que no se entenderían el uno sin el otro, ni se entenderían sin el amor, sin la solidaridad, sin los lazos ni la sangre, sin el dolor y sin la esperanza.