El Orden Cultural, que tiene su origen en el Neolítico, representaría el gran logro de la razón y del Hombre. Con el advenimiento del Orden Digital, regido por el principio de la Máquina, el Orden Cultural culmina su existencia y entra en su fase terminal: un proceso acelerado de desintegración que parece amenazar con exterminar la totalidad del planeta cuando, en realidad, no es más que el fin del mismo Orden Cultural.
ORDEN CULTURAL versus ORDEN DIGITAL está concebido como una guía de los desplazamientos que se están produciendo y pretende explicar, en la medida de lo posible y al margen de lo políticamente correcto, qué está ocurriendo en esta etapa de transición desde un orden analógico hacia otro digital.
El desplazamiento central, sobre el que giran todos los demás, sería la sustitución del Sujeto por el Objeto, provocado por la irrupción de la digitalización. Un fenómeno que nos conduce a la pérdida de toda trascendencia y, por tanto, a la exterminación del Hombre. Todo aquello que ha definido al Orden Cultural y que sería como la obra excepcional del Hombre, queda sometido a la regla de su extinción. Lo que estamos contemplando, pues, no son más que las convulsiones que está provocando ese desplazamiento en los ámbitos de lo económico, de la política, de la sexualidad, de la educación y que remiten al relato de las múltiples resistencias para desaparecer.
El Orden Digital, sin embargo, no es aquello que pretende acabar con el Orden Cultural. El Orden Digital discurre en paralelo y tiene sus propios fundamentos. La conversión de toda la «realidad» analógica en bits (en información pura), susceptible de ser utilizada con algoritmos y, por tanto, de circular en la red (técnicas de información y comunicación), sería el principio estructurador de la máquina. Su irrupción en nuestra existencia tiene consecuencias imprevisibles porque, entre otras cosas, cuestiona el mismo futuro de nuestra existencia.