Septiembre de 1848. Espoleados por la Gran Hambruna de la patata, los irlandeses abandonan su tierra natal en busca de un futuro mejor. Simultáneamente, en el otro confín del mundo, en las cálidas tierras de California, las primeras pepitas desatarán la Fiebre del oro que llevará a miles de personas a buscar el preciado mineral. Locales y extranjeros se verán envueltos en una tensa situación en la que la avaricia por el dinero, y el poder que éste siempre genera, serán las claves de bóveda.
En medio de esta tierra sin ley, la codicia campará a sus anchas y las víctimas serán las de siempre: los más débiles. Sólo un hombre honrado con un pasado vergonzoso, un ser lleno de luces y sombras, tiene el poder suficiente como para detener la devastación que se atisba para los vecinos de Arid Hill. En su contra, rivales poderosos y amigos traicioneros no harán sino más difícil evitar el baño de sangre.