El título alude a que, en las moradas interiores, hay una zona oscura donde se oculta el imaginario religioso. La obra trata de un sacerdote y su viaje al fondo de sí mismo. Los silencios de Dios, la ventriloquía de los fieles, el debilitamiento de los cimientos de su fe, la pendiente hacia la incredulidad, la sociedad construida sobre la mentira… aceleran su progresivo alcoholismo. Se percata de que la vida es un fogonazo entre dos eternidades de tinieblas, de que no hay vida eterna y de la verdad ilusoria de la inmortalidad del alma. Se abre a la libertad total. Nunca se sabrá la verdad del corazón, pero antes que la verdad está la vida.