A través de este libro he tratado de revivir mis experiencias profesionales, a la vez que hago un retrato somero de la evolución histórica del sistema penitenciario español, a partir del año 1973. Con este libro cumplo la promesa que le hice a mi hija Leticia y, también, para que los lectores puedan comparar esta fuente de información real de otras de «ficción» sobre el mundo de las prisiones, parafraseando a Bueno Arús (1981): «Muchas veces denostado y otras recordado». Desde la serenidad, sosiego y paz que da la perspectiva de un jubilado, he querido contar mis vivencias profesionales, apasionantes al menos para mí, acompañado de anécdotas que en algún momento pueden provocar la sonrisa del lector.
He destacado algunos programas que fueron determinantes para la seguridad, adecuado control y organización interior de los centros penitenciarios: dispersión de internos terroristas, identificación biométrica a través de la huella dactilar, internos de especial seguimiento (FIES), etc. Programas decisivos para la transformación positiva, modernización y estabilidad de la administración penitenciaria. La obligada reserva, sobre estos temas, me ha impedido profundizar más sobre los mismos. Asimismo, con este libro, quiero reivindicar el trabajo de los funcionarios de instituciones penitenciarias en general, y en particular, los de mi generación e inmediatamente posteriores, que tuvimos que luchar y trabajar muy duro hasta lograr unas instituciones penitenciarias modernas, humanas, reinsertadoras y dignas como lo son las actuales, donde se cumplen los efectos punitivos de las penas, al mismo tiempo que se procura reinsertar a sus cumplidores.