Acabas de cometer el primer error: elegir este libro. Rápido, suéltalo. Aún estás a tiempo de evitar el segundo: leerlo.
A mí nadie me avisó, y atravesé sin saberlo la puerta a lo desconocido. Viajé a otras épocas; escuché susurros de lejanos mundos; vi pálidas niñas que querían decirme algo; huí del diablo, de monstruos deformes y seres sin alma; sentí presencias que me sobrecogieron; el pánico heló mis venas varias veces y un miedo irracional me quitó el sueño. Pero al acabar de leer la última página todo desapareció. Había sido ridículo creer que algo me observaba, maldije mi capacidad de sugestión y sonreí tranquilo por que sólo fuera un libro. Justo entonces me giré para colocarlo en la estantería. Entonces pude oír pasos acercándose, un viento frío cerró de golpe mi ventana y aquella mano cogiéndome del hombro confirmó que nada había terminado.