Todo se basa en darse cuenta de algo muy antiguo, de que todas las personas aprenden ciertas “cosas” con mucha facilidad y otras les resultan, cuanto menos, muy difícil. A la vez, aquello que para una es muy fácil para otras es muy difícil y así en la comparación que hiciéramos con todas las personas que nos encontráramos.
Bien, si algo te resulta fácil de realizar por difícil que sea, a la vez que te apasiona y sólo por ello, además eres creativa durante su práctica, entonces serás capaz de poner en funcionamiento unas estrategias cognitivas tales que te activarán cada vez a realizar procedimientos complejos con ilusión, interés, un gran conocimiento previo y un entusiasmo que te harán ser genial realizándolos. Es lo que Ken Robinson describe que es estar en el elemento. En este concepto se basa la pedagogía discente. Consiste en proporcionar a cada niña y a cada niño una situación en la que se den las mismas condiciones que se dan cuando la persona está en el elemento.
Entonces, utilizará las estrategias cognitivas que le hace aprender con rapidez y solvencia, con ilusión y pasión, activando sus competencias creativas.
Se trata de buscar las condiciones del elemento. En una aproximación al concepto de pedagogía decía que no era otra cosa que proporcionar las condiciones para el aprendizaje. Como las condiciones son del alumnado, de quien aprende, discentes, niñas y niños, entonces la pedagogía es discente.
La Escuela Que Queremos se basa en un currículo competencial y, las áreas curriculares no son necesarias. La formación del profesorado debe, no sólo aumentar, sino que debe ser diferente.
La Verdad de las Competencias Básicas no son las competencias sino las herramientas que se utilizan cuando se hace uso de las propias competencias. Las Múltiples Inteligencias y las Funciones Ejecutivas tienen un gran protagonismo. Saber no es nada, ser capaz, tampoco. Lo verdaderamente importante es participar y utilizar las herramientas necesarias para conseguir los propósitos individuales y comunes.