La portada de este libro es un ejercicio abrupto y disruptivo de cómo, en este caso, la imagen que se muestra incide en la percepción que se tendrá del mismo y, en consecuencia, la psiquis de la persona que observa podría hacerse de entrada una idea rápida y sesgada de su contenido, la cual será, por cierto, una percepción errada de la realidad que se describe en su interior.
De esta misma forma, se podría conjeturar sobre la percepción que el vulgo tiene del fenómeno de los migrantes, refugiados y solicitantes de asilo, términos que la mayoría confunde, y posiblemente mucha de esa información y conocimiento que cada uno percibe puede ser muy diferente de la realidad objetiva.
Basar nuestro juicio sobre la primera impresión que se tiene de algo no es confiable. Los relatos y vivencias aquí narrados por sus protagonistas son una catarsis de su propio dolor y, a lo mejor, pudiesen generar en sus semejantes y en usted como lector una percepción disruptiva
de lo que creíamos saber y entender.