El texto constituye la confesión de un bufón de la corte de Carlos II el Hechizado. “La obra trata de transmitir lo que fue el mundo de la bufonería. Los siglos XVI y XVII constituyeron la época dorada de la bufonería española: truhanes, locos, deficientes mentales, cretinos, enanos y monstruos de
todas las especies abundaban en la Corte de los Austrias bajo la denominación de sabandijas u hombres de placer. Shakespeare da algunas pistas de los recursos de su variedad de “fools”, ante la calavera de Yorick. La bufonería es vasta y polifacética. Deriva una visión del mundo. PERDIGÓN despliega un muestrario bastante completo de los recursos lingüísticos bufonescos. Habitante de un mundo onírico en que todo lo que sucede tiene lugar en el lenguaje y pasa por el lenguaje, el chocarrero lo moldea para hacerle perder su identidad de vehículo de comunicación, información y orden, y constituir el refugio abierto a la fantasía y al vuelo de posibilidades textuales.”