Esta es la autobiografía de Mila Tocino. Y es una de esas historias que nos ayudan a entender mejor la Historia de todos. Su relato comienza con el viaje de su padre a Francia, y su regreso unos años después, casado ya con su madre: una francesa vivaz llamada Julieth. Su separación forzosa en la frontera de Hendaya-Irún marcará el transcurso de los años posteriores, en los que nacerá la pequeña Simi (que después se llamará Milagros).
Su infancia transcurre en una España empobrecida tras la Guerra, y regida por cierta sinrazón que dejará su impronta de forma temprana en la vida de su familia y la suya propia. En este entorno, desde bien pronto, aprenderá que la vida te la dan pero no te regalan, y se irá forjando su carácter luchador.
A lo largo de las páginas y pincelada tras pincelada, la autora nos dibuja una historia de pérdidas y de reencuentros, con momentos llenos de ternura y de dolor, pero también de diversión, a través de los que se va retratando una mujer enérgica y vital, que enfrenta su realidad con valentía, y siempre con el amparo de sus dos pasiones: la música y sobre todo la pintura.