Agradecer a Rosario Teresa Blázquez Gómez, Purificación Almansa Arribas (Puri), Rufino Hernando Madera, María Jesús Carrera Redondo, Consuelo Martín Sáez, Jesús Moreno Arriba, José María Hernández Escorial, Marisol Gómez Orgaz, Jorge Mongil Manso, José Antonio Elvira, Gustavo Adolfo Martínez, María Jaén Castaño, José María Muñoz Quirós, a la Cabaña Real y Real Cabaña de Carreteros (Francisca R. Otero, Juan Manuel Yuste Apausa, Ana María Rodríguez y Belinda Blanco de Pablo), Marian Martín Prieto, Alexis Hernández Llorente, Carlos de Gredos, José Antonio Navarro Barba, Raimundo Moreno Blanco, Noemí Valiente Sánchez, Antonino González Canalejo, Alonso Muñoz Pérez y J. Francisco Fabián, su inestimable apoyo y su colaboración desinteresada. Sin ellos este proyecto tal y como lo queremos presentar no hubiera sido posible. Gracias a todos ellos.
Con este libro se hace un recorrido en el tiempo, dos ó tres generaciones atrás, que permite hacernos una idea de cómo podía ser el día a día de los pueblos, y qué mejor que hacerlo con las crónicas que se escribían por entonces (años 1925 – 1940) teniéndolos precisamente a ellos y a sus habitantes, como protagonistas. En estas crónicas aparecen muchos personajes hoy anónimos, pero estamos seguros que el lector, si tiene vínculos familiares con los pueblos de la comarca de El Barco de Avila ó de Piedrahíta, tendrá muchas posibilidades de ver, por lo menos, citado el nombre de algún abuelo, bisabuelo ó familiar lejano suyo. Eran aquellos años de máxima POBLACIÓN en estos pueblos abulenses.
Y tras sumergirnos en esta mirada al pasado, a su día a día, se da un salto en el tiempo que nos llevará a reflexionar sobre el estado actual en que se encuentran la mayoría de estos pueblos, sumidos en un irreversible proceso de DESPOBLACIÓN. Ese es el objeto principal: contribuir a la REFLEXIÓN, desde los textos y las fotografías (realizadas por Elena Avellaned Bibian), sobre la realidad del medio rural. Algo de nuestra vida, de nuestro pasado, de nuestras familias, de nuestra historia, se perderá irremediablemente y es posible que tan sólo nos vaya quedando una fotografía, un recuerdo, una experiencia…; desgraciadamente las nuevas generaciones, los hijos ó nietos “nacidos de …” ya no disfrutarán de sus pueblos como lo han disfrutado y vivido muchas generaciones a lo largo de los siglos.
(Como sabes, Mateo, vas creciendo, observando, amando y sintiendo aquellas cosas que se ven y aquellas que no se ven; como bien sabes, te dedicamos desde que estás con nosotros, todo aquello que escribimos mientras creces a nuestro lado para que puedas conocer y valorar aquello que formó parte de tu familia).