Nací en Tánger (Marruecos) el 17 de septiembre de 1927, de padres andaluces. Allí me crié, me eduqué, me casé y formé una familia. Allí están mis recuerdos infantiles, mi adolescencia y mi juventud. A los treinta y dos años emigré a Venezuela con mi esposa y dos hijos pequeños, donde permanecí durante cuarenta y cinco años. En Caracas nació mi tercer hijo, y allí murió mi esposa, cuyo recuerdo me acompaña siempre. En esa tierra de gracia que con amor me acogió, pasé mis momentos más felices y mis tristezas más hondas, hasta que el tren de la vida me trajo a España (Vigo) cuando ya las nieves del invierno encanecen mi cabello y los ojos que se miraban en los míos no me pudieron acompañar. Ya los noventa y un años pesan sobre mis sienes.
He vivido mucho, me he cansado poco. No importan los años, no importan las canas, lo que importa es la vida y vivirla con ganas. Diletante de la poesía, mi gran musa es la mujer, que me conduce por el camino del amor, porque no hay edad para amar.