Este es un trabajo que ha intentado recoger todo lo que los poetas José Somoza, José María Gabriel y Galán, Miguel de Unamuno, Víctor Pérez, Dionisio Ridruejo, Ramón Garciasol, Luis López Anglada, Santiago Castelo, Andrés Sorel, José María Muñoz Quirós… han escrito y publicado en el entorno del paisaje de la sierra de Gredos. La sierra de Gredos es para el poeta Ramón de Garciasol lugar de encuentro consigo mismo: “Los cangilones / del vivir daban paz, apetecida / paz inocente alzada del tomillo / en olores sin cuerpo”. Algo de esta paz vinieron a buscar Miguel de Unamuno y Dionisio Ridruejo en su momento. Y la encontraron. El rector de Salamanca hablaba de “paz desnudada de guerra” en sus continuas excursiones y Dionisio Ridruejo de “¡Oh, fortaleza de mi paz en vuelo!”. La atmósfera en calma de los veranos en Gredos a estos poetas les lleva a sentirse bien, a disfrutar de un cierto sosiego interior, pero no por eso, olvidan las graves cuestiones que la vida les plantea. “Habla, Gredos, para cuando / metido en los trajines en que ando / deje de remejerme en las agrarias / sustancias nutridoras, y el consuelo / se agrise y resquebraje en el asfalto/pringoso de la ciudad”, pide encarecidamente Ramón de Garciasol. Miguel de Unamuno, por su parte, le pedía a la montaña: “Refréscame la frente del combate / y de tus aguas con el dulce riego / haz no me lleve por el mundo ciego / un corazón que sin acuerdo late”. Modesto González Lucas