Una aparición sacrílega y macarrónica de la Virgen María.
Un sacerdote subyugado por el vicio y la lujuria.
Un pueblo sometido a la tiranía de un narcotraficante brutal.
Una droga de efectos prodigiosos.
Estos, entre otros, son los elementos que vertebran Pólvora Consagrada, la noveletta estrambótica y alucinógena en cuyas páginas se arremolinan pasiones incendiarias, puñaladas traperas, cuentas pendientes, sangre, balas y demencia.
El tarambana del autor ha situado la obra en el género de la noveletta, concepto que él se ha sacado de la manga y se ha quedado tan ancho.
La definición estilística viene propiciada por sus similitudes con la opereta, un espectáculo en el que la característica argumental más típica es, según definición enciclopédica “la de contar con una trama inverosímil y disparatada”.