Con Postrimerías, nos ofrece José Nieto-Téllez un vasto epílogo que completa el recorrido circular que desplegara en la magna colección Murciélago y diera continuidad reglada con Ciento más uno y en las sucesivas entregas de Zarandajas.
Es la presente obra un viaje interior por la existencia, en torno a un yo herido en confesadas debilidades, que se adentra en la inquietud desde las vivencias personales del transcurrir diario —muchas veces vulgar— y eleva el verso hasta exceder la propia percepción sensorial, trasladándose a terrenos incómodos, donde la trascendencia choca con los límites de la cotidianidad y plantea interrogantes sin respuesta.
El pensamiento bucea a través de la introspección en una búsqueda siempre insatisfecha. Cada poema es un territorio particular, de variada temática, con un fondo continuado de incertidumbre y desasosiego, en una atmósfera inquietante, desoladora. La precisión del lenguaje oscila entre la crudeza y la belleza sin perder identidad ni abandonar el intimismo, fiel a la definición de Borges: «La poesía auténtica es la que se escribe para uno mismo».
No hay concesiones al ornato ni al recurso fácil; destacan brillantes recursos literarios junto a una gran riqueza léxica, creando multitud de imágenes que dejan huella y preguntas que permanecen suspendidas en un aire de dudas no resueltas.
Es un texto de relectura obligada, que exige pausa y compromiso de interpretación. En suma, Postrimerías exhibe un destacado rigor formal y un contenido de complejidad muy alejado de la poética común.