Zubiri (Navarra), año de gracia de 1999.
En un paraje recóndito del camino de Santiago, yace el cuerpo de un sacerdote californiano
moribundo. Recita el santo rosario mientras se aproximan sus últimos minutos de vida. Un
joven guardia civil llamado a participar en su búsqueda, halla su rastro; acercándose para ser
testigo de una terrible realidad y convertirse en el receptor de la más enigmática revelación. El
sacerdote, sucumbiendo le extiende la mano suplicante, extrae de su sotana un viejo cuaderno.
Su pasta es tosca, el agente se fija en el nombre que figura en su portada: Ainhoa. Con curiosidad se apodera del diario, apretándolo temeroso mientras escucha la última voluntad del sacerdote que entre palabras entrecortadas, le dice: —Gracias al Creador has llegado, te esperaba,
no hay tiempo que perder, escúchame atento hijo: desde este instante eres el único custodio de
este diario que es de capital importancia para la humanidad. Lo buscan para destruirlo pues
en su interior figuran secretos que los oscuros no quieren que vean la luz, y mucho menos que
se esparzan. Infinita es la peligrosidad que entraña a quien lo lea; por eso, te suplico que no lo
hagas hasta que no estés seguro de querer formar parte de todo cuanto proclama. El día que elijas y te atrevas a ojearlo, tu vida y pensamientos cambiarán. Aquí se encuentra la proclamación
de la vida, el poder de las culturas, sus religiones y sectas usadas para dividirnos desde tiempos
inmemoriales. Hijo, en tus manos tienes el sagrado mensaje de Dios, aquel que en su día lograron detener. Todo lo relatado aquí es verídico, yo mismo investigué cada palabra y recorrí
esos pueblos. La existencia de calor y frío entre sus páginas, almas que han surcado mundos
recónditos y misteriosos, la terrible oscuridad que desde nuestros antepasados ha envuelto al
mundo. Y lo más importante, hijo, la luz de esperanza que quizá pueda salvar el futuro de la
humanidad, te pido que guardes cautela; lo que tu ojo lea se volverá tu entorno, el miedo que
encuentres será el tuyo propio, y la esperanza que descubras que sea el mensaje que duerme
en tu interior. Inevitablemente, este ser ya se acercó a ti, respirará a tu lado, no le temas, debes
conocer de sus proezas, sus maldades y lo que él cree que es su gloria. Lee el diario, llévalo ante
los escogidos y terminen lo que yo no pude: Saber cómo vencer al ser maligno que ahora posa
sus ojos sobre ti, ¡sobre el mundo! Perdón, hijo, pues él ahora sabe que existes y te perseguirá
como a mí, que Dios te ayude. Corría el año 2015, hacía noches que escuchaba en sueños la
voz de una jovencita. «Es tiempo, es tiempo, ábrelo, léelo, cuenta mi historia, camina junto a
mí, necesito tu ayuda o él nos vencerá». Abrió los ojos; junto a él, y sin explicación alguna, yacía
el diario abierto sobre su cama. Se apoderó del cuaderno, fundiendo sus ojos en tan misterioso
escrito, su instinto le aclamaba q