El libro destila la creencia en los principios y valores a la hora de fundamentar la dirección de un equipo en el aspecto del liderazgo, y más allá de la estrategia deportiva seguida. Dicho liderazgo debe convertirse en inspirador de conductas y comportamientos en los grupos que se gestionan. Una de las máximas defendidas en el libro pasa «por no fingir ni pretender ser quien no se es». Yo hago mía esta idea y siempre que puedo la defiendo, ya que creo firmemente en que intentar fingir la bondad o la maldad, veinticuatro horas a día, es un trabajo que resulta agotador y que hace que la energía dedicada a ello no se pueda utilizar para otras cosas más útiles. Estas son algunas de las propuestas que me llevaron a pensar en que este libro ahora en su manos, estimado lector, le llevará a formarse un poco más en la dirección de equipos, y aunque el deporte y la actividad física tienen matices que los diferencian de una empresa, las líneas y propuestas recogidas en las páginas siguientes son aplicables en cualquier campo en el que sea necesario dirigir equipos de trabajo o grupos de personas.
Vicente del Bosque
Seleccionador nacional de Fútbol