En la preciosa alameda del pueblo de Cicero, una tarde el autor soñó esta preciosa historia de amor que en un día de fiesta ocurriera y que al paso de los años terminara con el encuentro de las dos personas que en ella se enamoraron. El paso de los años no fue capaz de hacer morir aquel amor que nació al pie del quinto árbol de la segunda fila de aquella alameda en el día de la fiesta de Nuestra señora. Ni la distancia ni las contrariedades que en la vida de ambos ocurrieran fueron capaces de borrar aquello que nació en sus almas y que aún siguiendo otros caminos les hizo regresar parta encontrase de nuevo y seguir aquello que nunca debió de alejarles y haber sido felices