Qué queda de aquella vendimia…
No deja de ser un título más y la mar de sugerente y premonitorio, en el cual se reflejan, de manera peculiar y con cierto ritmo y musicalidad, las emociones experimentadas o vividas en primera persona, y que se van recreando o envuelven en todo un canto de nostalgia… Presentando a la tierra en la que se habita con su paisaje y paisanaje, del que arrobado en cierta medida se muestra imbuido por aquellos cotidianos afectos y los encantos por ellos emanados y de los cuales el autor se muestra atraído, identificado y realizado, lo cual no deja de ser un precedente y reflejo de cuantos otras/os (hipotéticos lectores) puedan percibir a su vez al inmiscuirse entre sus líneas y realizar la extrapolación a su propia realidad y consecuencia vital derivada.
No obstante, hay reflexiones o hipótesis (variación significativa) de cierto calado, a las cuales bien se puede llegar a percibir o captar, cuando desde la vivencia personal y el entramado visionado o reflejado que se desprende o alcanza, considerando el mimético artificio despertado, desde o con el que se pueda lograr recrear o dibujar de manera imaginada a toda la metáfora que envuelve su trama.