No creía en el amor, puesto que ni en espejos ni en pareja encontré verdad y transparencia.
En el fondo de mi corazón creía que el amor existía, pero el mundo se empeñaba en demostrar que era cosa de mi imaginación; una tontería.
Pero, en un trabajo, para mí, el mejor tiempo empleado, donde aprendí que piensa más un necesitado que cincuenta abogados, conocí a personas de mentes maravillosas. Personas que merecen un Óscar, un Premio Nobel, una corona, una escultura, una obra.
Por sobrevivir a toda una vida, por recibirme con una sonrisa, a pesar de tanto que la tierra gira.
Personas que han luchado con sus almas aun perdiendo lo que más necesitaban.
Problemas, peleas, tristezas sentimos todos a nuestra manera. No eres nada de esto.
Eres lo más bonito que sueñas.
Este es un libro de amor inspirado en quienes me hicieron sentir. Con sus espejos me demostraron que el amor sí que existe desde el respeto. Me enseñaron los valores para conseguirlo; es necesario empezar por el cuidado, el cariño, el amor y el respeto hacia uno mismo.
Gracias, mis pequeñas grandes luciérnagas.