En el momento de subir al trono, el rey Salomón pidió una sola cosa: «Concédeme, Señor, un corazón que sepa escuchar». Manolita y yo nos hemos escuchado mutuamente y fruto de ello nace el libro: Rágol, aromas y poesía, regado innumerables veces, y de forma insistente, por poemas, décimas, sonetos y literatura, que la autora ha sabido atender hasta el más mínimo detalle y nos hace sumergirnos hasta descubrir la fuerza del silencio, donde nacen y mueren todos los aromas y poesías que manan a borbotones en el surtidor de los corazones ragoleños.
¡Cuántas riquezas y bellezas secretas!
Este libro es como un banquete florido:
Oh, esplendor ante mí.
encanto detrás de mí,
primor a mi derecha,
seducción a mi izquierda,
hermosura encima de mí;
Rágol es el camino y el secreto escondido de su fragancia, y el hechizo poético de sus sueños y su saber humano, y tú y yo somos sus buscadores. Ahora vamos a deleitarnos con sus sensaciones y sembrar el mundo de aromas y poesía.
Miguel Iborra Viciana