El inspector Mario Latorre afronta una nueva vida, alejado de la brigada de homicidios y centrado en su familia. Junto a su esposa, Leticia, ha creado un hogar estable y radiante de dicha. Pero, en el tercer aniversario de los luctuosos hechos del Fotomatón, aquellos que marcaron profundamente su devenir, los espectros ya olvidados retornan con inusitada fiereza, haciendo peligrar su anhelada armonía.
Destinado ahora en el aeropuerto de Barajas, tendrá que enfrentarse a una vorágine de macabros sucesos que jalonarán abruptamente la Semana Santa vallisoletana. El rictus de dolor de la imaginería castellana se cincelará en los rostros de la pareja ante el descubrimiento, en el Museo de Escultura, de un cuerpo humano descuartizado. El crimen, en su forma más cruel y devastadora, reaparece tiñendo su felicidad de bermellón y angustia.
La pasión, el recogimiento y la devoción se mezclarán inesperadamente con el latente peligro y el pavor más intenso. De nuevo, los esposos deberán sacar a relucir sus instintos y capacidades para eludir una maldición del pasado que les acosa con insistente voracidad y se cierne, como un alud, sobre su pequeño mundo.
En las páginas de esta novela policiaca, ornada de intriga y acción trepidante, se suceden, como ríos fuera de su cauce natural, impredecibles acontecimientos que nuestros protagonistas tendrán que interpretar y superar con astucia, apoyándose en su férrea unión.
El horror y la sangre salpicarán con profusión una Semana Santa del todo inolvidable para la pareja.