Milord, señor de ángeles y hombres, reina en los cielos y en todo universo de la creación, su reverso; la vacuidad es el vacío existencial que se apodera y devora el corazón de todos los seres sintientes en estos reinos y universos; es el ego. Este es el reino de la existencia, del bien y mal, de la dualidad, no nacido del verdadero Dios, el Amor, sino de su hijo durmiente, Unidad, con su primer pensamiento al dormitar.
Dios, Amor, permanece ausente de este mundo, pues ni siquiera sabe de su existencia, salvo a través de las oraciones de sus hijos más despiertos, pues es imposible que Dios, siendo solo Amor, esté en la vanidad, la soberbia, la gula, la arrogancia, la ira o cualquier otra emoción o sentimiento que no sea amor incondicional, compasión; por lo tanto, este mundo es un mundo ilusorio, es el mundo dual producto de la mente durmiente de Unidad, que al dormir se disgrega y hace posible toda la existencia, todo este sueño, toda esta «no realidad».
Milord, rey de ángeles y hombres, crea a Pedziel, el ángel y coloso espiritual más grande y poderoso jamás creado, para combatir a la vacuidad e impedir que esta destruya los corazones de todos los seres sintientes. No ha existido ni existirá jamás ángel o ser igual a Pedziel, ni siquiera sus hermanos los serafines más poderosos, pues Pedziel es el ángel más hermoso entre los bellos y supremamente omnipotente, un dios entre ángeles, solo igualado en poder por el propio Milord, su supuesto señor…