Rumbo a Ítaca, un viaje hacia el asombro.
Este es un libro atípico para los tiempos que corren. Porque trata de preguntas incómodas y de temas tabús que tarde o temprano nos hacemos, pero que nos han enseñado a olvidar como algo sin valor, sin cabida en este mundo moderno, donde solamente importa lo práctico. Hoy día, nos hemos olvidado de la sabiduría adquirida por nuestros antepasados, habiendo tirado por la borda todo lo que les había costado aprender durante veinticinco siglos. Vivimos deslumbrados por la técnica, y aun siendo verdad que en los últimos siglos la humanidad ha avanzado mucho en ciencia, en salud, en derechos y en comodidades; el hecho es que hemos retrocedido mucho más en el conocimiento de nosotros mismos, al habernos olvidado de nuestro Yo, de lo que somos. Encontrándonos solos, sin referencias, sin verdades y perdidos en un universo inabarcable. Rumbo a Ítaca, un viaje hacia el asombro, nos propone recuperar nuestra identidad perdida. Nosotros, como Ulises en la Odisea, también hemos abandonado Ítaca, y tenemos nostalgia de nuestro hogar. Nos encontramos perdidos en la orilla de un océano imaginable, sin saber qué hacer, porque nos han dicho que más allá del horizonte no hay nada, que solo hay agua, por lo que lo mejor es quedarse quietos, distraerse y no complicarse la vida. Pero en el fondo de nosotros mismos somos viajeros, estamos hechos para viajar, para hacernos preguntas y para buscar. Por eso, desde Tales a Alejando Magno, de Neil Armstrong a Cristóbal Colón, y de Einstein a San Francisco, hemos buscado y seguimos buscando. No nos conformamos con quedarnos en la orilla. Nuestro Yo nos empuja a comenzar el viaje de regreso hacia el asombro, hacia la sabiduría. Y cuando lleguemos, nuestro Yo lo sabrá. Ítaca, es mas que una isla, simboliza nuestro viaje de vuelta a casa, al asombro de nosotros mismos. Es el tesoro escondido. Algo que está más allá del horizonte y que no debemos olvidar. Porque viajes hay muchos, pero el viaje a Ítaca es único y personal, porque ella es nuestro hogar.