Salazar a deshoras reúne dos relatos políticamente incorrectos; el primero de los cuales, que da título al libro, cuenta la improbable entrevista entre el autor y el autoritario primer ministro portugués, Antonio de Oliveira Salazar, el día mismo en que un accidente doméstico le apartará del poder. Obsesionado con las oportunidades políticas perdidas por Salazar, el autor, trasmudado en joven profesora universitaria familiarmente relacionada con el pasado del personaje, obtendrá las respuestas que busca, pero de una manera que acaso no esperaba.
El hombre que inventó el azul, inspirado en una historia verídica, nos arrastra a la tragicómica aventura del pintor Antón da Cal, comisionado por su alcalde para viajar incógnito a Leningrado en tiempos de las URSS, donde deberá hacer una copia clandestina, en tamaño natural, del cuadro El Afilador, del pintor gallego Antonio Puga, que se expone en el museo del Hermitage de aquella ciudad, y regresar a España incólume y sin ser descubierto.
Concluye el libro con el esbozo de una teoría políticamente incorrecta, Cómo acabar con los políticos sin tener que matarlos a todos, extravagante exposición de intenciones de un maduro profesor harto de las sinecuras y mamandurrias de los políticos en general, de las que no responden ni sufren las consecuencias más allá de perder eventuales elecciones. Sin hacerse ninguna ilusión va desgranando su teoría ante el autor que le escucha, tan divertido cuanto escéptico.