La autora de este libro, Maria Eugenia Arregi, a través de una mujer que narra algunos episodios de su desasosegada infancia, nos habla de la vulnerabilidad propia de la infancia. En tono jocoso, la protagonista del relato nos cuenta que hay dos personas en su familia, su hermana mayor y su hermano, que se lo han puesto difícil. De adulta, después de afrontar algunos episodios tormentosos con esas dos personas, se da cuenta de la necesidad que tiene de atravesar el dolor que alberga en su interior. Comprende que lleva dentro una niña herida. Consciente de la oportunidad que esta crisis le presenta para resolver sus asuntos pendientes, se propone aprovecharla, lo que le hace más fuerte, más segura.
Maria Eugenia Arregi comparte sus propias conclusiones. En ellas resalta la capacidad innata que tiene el ser humano de superar obstáculos. Nos invita a encarar con valentía las situaciones que nos resultan perjudiciales para nuestra salud física, emocional y mental. Nos anima a tener el valor de hacer una inmersión en las profundidades de nuestro ser para reconocernos, para saber quiénes somos.
Considera que es posible y recomendable cortar emocionalmente con cualquier tipo de relación dañina para poder disfrutar más de la vida. Porque es posible vivir sin miedo, sin temor, sin culpa.
Y en tiempo presente, porque el presente es eso, un presente, un regalo.
La sana desvinculación de los roles existentes en la familia de origen, sin duda, propicia la toma de consciencia de la trama que teje la relación entre los miembros de esa familia. Esa renovada visión implica el acceso a la liberación personal, a salir por arriba.