“Existe un lugar en el mundo único y especial para mí. Lo es por varios motivos, pero el más importante es que en él he sido feliz. Ese lugar se llama Santianes, Santianes de Ola. (…) Bastaría con que quienes conocieron a estas personas, convertidas a lo largo de estas páginas en pintorescos personajes, quienes los quisieron, esbozaran una sonrisa mientras van resbalando amenamente entre sus dedos. Bastaría con que quienes nada saben de Santianes de Ola, quienes ni siquiera intuían su existencia hasta tropezarse con este libro, se entretuviesen suficientemente, e incluso se vieran seducidos por ellos sin sentir la necesidad de determinar si son reales o imaginados. Sólo con eso, escribir habrá merecido la pena.