La historia que se desarrolla en esta novela es, en parte, simultánea a la dedicada a Isabel March —biografía ya publicada—. Ambas se inician cuando se da a conocer la orden de expulsión de todos los judíos de los Reinos de Aragón y de Castilla, firmada por los reyes Fernando e Isabel. La familia de los March, entre otras, decide abrazar la Fe cristiana y no abandonar el País. Un grupo, no menos numeroso, del que he hecho protagonista a la familia de los Vives-Benvenisti, no renuncia a su Fe mosaica y se ve obligada, no sin gran dolor, a exiliarse de su patria: Sefarad. Un largo viaje, con abundantes peripecias, a través de varios importantes lugares: Génova, Ferrara, Venecia, finaliza en Salónica, donde existía una próspera colonia de sefardíes. Los Vives-Benvenisti inician en aquella ciudad del Imperio Otomano, la experiencia de sentirse libres. Su proyección en el tiempo será tan fecunda que llegará hasta nuestros días.