¿Qué pasaría si tuvieras el poder de apretar un botón y parar el mundo? ¿Y si pudieras solucionar todo lo que parece estar mal?
No pulses el botón, no continúes leyendo, o no podrás poner en marcha otra vez el mundo.
Si lo pulsas, tendrás que conformarte con lo que eres y vivir la vida que te mereces. Piénsatelo bien, porque no hay vuelta atrás. No podrás quejarte de lo que te está pasando ni encontrarás a nadie a quien puedas culpar, ni tan siquiera encontrarás a nadie que pueda darte consuelo.
Si no aprietas el botón y sigues hacia delante, continuarás viviendo la vida como la estás viviendo ahora; disfrutándola o dándote cuenta de que algo no funciona y necesitas parar el mundo.
¿Piensas que este mundo no puede parar?
Quizás te engañas porque no te atreves a ver lo que miras, porque no te atreves a decir lo que piensas, porque no te atreves a sentir lo que sientes.
Este mundo lo construyes tú, y nadie más que tú tiene el poder de apretar este botón. Piénsatelo bien, porque no hay vuelta atrás. Tendrás que amarlo todo.