Formalmente, el libro propone un recorrido por la producción vinculada a Doraemon, un referente imprescindible en la diversión infantil gracias a las aventuras de un gato-robot llegado desde el futuro, cargado de inventos y de ilusiones para los pequeños japoneses con los que convive. Doraemon, desde luego, concita múltiples atractivos. Por un lado, es en sí un destacado exponente de la globalización de la cultura de masas en el mundo contemporáneo. Por otro, ilustra a la perfección la trayectoria de los dibujos y series de animación japoneses, sin duda, todo un icono internacional. Además, la serie contiene un sutil, pero firme, corpus de valores sociales y éticos dirigidos a los más pequeños. Todo ello se despliega mediante recursos semióticos directamente orientados hacia cualquier espectador de cualquier lugar del mundo. Doraemon, no es solo un producto cultural japonés, sino más bien un producto cultural que, desde Japón, mira hacia el resto del planeta. Precisamente, esa delicada conjunción entre lo particular y lo universal se consigue gracias a la disposición de extraordinarios recursos semióticos que, de manera casi imperceptible, surcan continuamente sus obras y sus personajes.