Javier Cerezo se alista a la Legión Española. Estuvo en Kosovo bajo el estandarte de la Legión y la OTAN. Vivió aquella legión a su manera: su pasado, que construía su locura, lo volvió casi un rebelde ante el mando; muchos de ellos lo adoraban y respetaban, otros lo odiaban y humillaban.
Volvió a reengancharse en los Boinas Verdes, donde adquiriría su mayor nivel de profesionalismo en tácticas y técnicas de operaciones especiales, inteligencia y contrainteligencia. Se especializó en el combate urbano, dentro de un equipo de intervención y alta movilidad, en el tiro de precisión y en ocultación. Estuvo en misiones OP´s en el extranjero.
Fue captado por un capitán de operaciones para el sector de seguridad privada internacional de Iberdrola y General Electric. Allí fue formado por este capitán, y llegó a ser el adjunto del director de Seguridad Internacional de Iberdrola para todo el Norte de África y responsable de la protección de todos los expatriados. Hasta que aquel capitán lo traicionase y pusiera en grave riesgo su vida. Tras abandonar engañado este puesto, una llamada de una empresa de seguridad española lo situó en el océano Índico con el objetivo de proteger los barcos de pesca españoles ante la piratería más radical del mundo: los piratas somalíes.
Fue desplegado como jefe de equipo en el buque atunero Alakrana, el famoso buque secuestrado por piratas. Combatió contra los piratas y formó muchos de los operativos que formarían las filas de aquel despliegue. Al mismo tiempo constituyó una empresa de seguridad internacional. No tardó esta sociedad, compuesta por ocho miembros y dirigida por Javier Cerezo, en despertar interés entre algunos empresarios, e incluso para alguien de la CIA. Su proyecto estrella fue iniciado en 2012 para Libia, a través de un lobby libio e italiano. Pero una mujer del CNI decidió destruirle. Su propio hermano convenció a tres de sus socios para traicionar a Javier, buscando de esa manera el beneficio propio con aquella mujer del CNI. Tras una jugada exitosa de Javier, quitó de en medio a los socios traidores. Javier estuvo en Libia, le dio hasta dos veces la mano al presidente y habló con él. Trajo de allí un contrato de ciento cincuenta millones de euros que presentó en La Caixa y varios proyectos más. Pero La Caixa los dejó colgados y empezó entonces para el grupo societario un éxodo en busca de algún banco que se ofreciera como garantía para iniciar aquel proyecto.
En ese momento cayeron en desgracia al perder todos sus recursos económicos. Para Javier fue una gran crisis en su vida, pero esta vez la mano de Dios lo recogería para sumergirlo en otro mundo, donde se encontró con sus viejos hermanos de la Legión Francesa.
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