Quiero contar una historia, amigas lectoras, en la cual quiero hacer realidad lo que oímos, vemos o incluso vivimos algunas de nosotras… Quiero hacer saber que empecé a ser alguien cuando una mujer me trajo al mundo y me dio la oportunidad de vivir, una mujer fuerte me dio la vida y con los años me convertí en una mujercita con una gran ilusión, motivación, amor y momentos maravillosos… Amor e ilusión que se nublaron con las circunstancias que acontecieron en los siguientes años vividos. Una chiquilla pura, noble e inquieta por mi carácter me llevó a permanecer perdida y desconocida hasta tal punto que el rencor, dolor y odio inyectaron mi corazón… ¿Dónde está ahora ese amor e inocencia que formaban parte de mi esencia? Fue largo y duro, pero hubo cuatro ángeles que me recompensaron al ser madre y al sentir tanto amor, el mismo que sintió el timón de mi vida, mi madre…, esa mujer pequeña y peliaguda pero fuerte como la vida la enseñó. Con todo ello, os voy a contar parte de mi experiencia, la cual quiero transmitir con todo el amor que esa mujer fuerte me dejó.
La vida no es agradable, la vida no es un camino de rosas, la vida son lágrimas y dolor en la experiencia que viví, pero quiero deciros que guerrera me hizo todo lo que pasé y guerrera seré. Con este mensaje quiero que vosotras, lectoras mías, os sintáis identificadas con esta historia, mi historia. Es duro, pero quiero que os unáis a mí como guerreras que sois… Y a partir de ahí volveremos a sentir ese amable e inocente amor que perdemos en el camino y merecemos. Esa seguridad en nosotras y la fuerza que nos hace ver la luz después de mucha amarga oscuridad. Nos merecemos mucho amor, nunca estaréis solas, nunca estaré sola, estaremos unidas con más fuerza y amor que nunca, todo el amor que merecemos y no tuvimos. Toda la comprensión que dábamos y no recibimos. Unidas lo conseguiremos, tan solo hay que ser fuertes y tener fe. Espero poder ayudar a cientos de guerreras que en estos momentos están sumidas donde yo me vi y con fuerza, voluntad y sacrificio salí. No estáis solas, guerreras mías.