Sierra y cal, un año en la aldea, es el fiel reflejo de las vivencias tanto sociales como personales e íntimas de su autor. Las historias, escenas, imágenes y soliloquios que se suceden a lo largo de los tres poemarios que componen la obra, tienen lugar todos, o casi todos, en unas coordenadas muy concretas, en un ámbito largamente soñado, como el mismo autor confiesa, ya sea de forma velada o explícita: la ruralidad profunda. No es baladí que todo se desarrolle durante un tiempo y una coyuntura convulsa tanto hacia adentro (profesional y afectivamente) como hacia afuera (pandemia, crisis socio-económico-ecológico-civilizatoria…). El poemario El Tigre de Javalambre puede resultar, en una primera lectura, algo así como un épico verso suelto dentro de este conjunto lírico. ¿Acaso no lo sea tanto?