Soplos de memoria va desplegando sus huellas a medida que el lector se adentra en las vidas de sus protagonistas. Es una obra capaz de conmover y de invitar a la reflexión sobre los propios recuerdos, los vínculos familiares y el legado emocional que todos llevamos con nosotros.
Anaís, psicóloga de profesión, vive en Los Ángeles. Sin embargo, un acontecimiento familiar la obliga a regresar a la tierra que la vio nacer: España. En su viaje de vuelta, conoce a un apuesto joven, Logan. ¿Un encuentro fugaz o una simple coincidencia? ¡Qué misterio!
El regreso a la casa de su infancia despierta en Anaís recuerdos personales y familiares que creía olvidados. Esa vuelta al origen la acercará profundamente a su madre, Rosemary, y a su abuela, abriendo las puertas de un pasado que aún palpita.
La amistad también juega su papel, abriendo llaves escondidas que permiten a Rosemary mirar su vida desde una nueva perspectiva, como si la existencia pudiera sopesarse en una balanza. Madre e hija descubrirán juntas su razón de ser en un mundo donde abundan las medias verdades.
Tres generaciones unidas por la melancolía y la nostalgia.
¿Qué secretos guardan las familias? ¿Por qué no hay familias perfectas? ¿Será cierto que en todas las casas se cuecen habas? Más allá de todo eso, Soplos de memoria nos recuerda que, a veces, por amor, se hacen sacrificios impensables.