Taller de sanación emocional e interior empieza con el individuo, desde la formación de su memoria y las emociones en el vientre materno. Incluye las circunstancias en que nació y todo lo que recibió está ahí registrado. Nuestra historia emocional empieza antes de nacer (cosa que la mayoría ignoramos). Continuamos la existencia en un desarrollo de aprendizaje y crecimiento. Y, junto con esto, también se va formando el sistema emocional con todo lo vivido y aprendido. Las emociones, sean estas buenas o malas, forman parte fundamental de nuestra existencia. El problema es que no sabemos manejarlas porque somos una especie impaciente, expansiva y dañina. Tanto así que contaminamos el aire que respiramos, intoxicamos el agua que necesitamos, cazamos y pescamos más de lo necesario, es decir, destruimos todo lo que nos rodea y, por último, a nosotros mismos.
Nuestro instinto de supervivencia emocional está distorsionado, perdimos la capacidad de valorar las consecuencias de nuestros actos a largo plazo, es decir, somos terriblemente miopes. Cuando se habla de emociones, se incluye al corazón, pero en realidad es el cerebro el responsable de lo que sentimos. Guardamos las emociones buenas y malas, y son precisamente las emociones malas que más afectan nuestra existencia (las que la psicología llama «heridas emocionales e interiores»). Nos hacen pensar, decir y actuar de manera tóxica. Algunas personas piensan y actúan con emociones tan hirientes que no solo se enferman ellos, sino también a quienes los rodean. Otro tanto vive en la incomprensión y en soledad, esperando qué les ofrecen en el mercado de la felicidad superficial.