Recordar parece fácil, pero no lo es. Recordar es, de hecho, muy difícil. El pasado se desvanece y no queremos que eso pase. El pasado, al desvanecerse, activa en nosotros mecanismos de reconstrucción que, por muy convencidos que nos dejen, nos roban lo que fue para sustituirlo por lo que nos gustaría que fuera. Por eso casi todos los recuerdos son falsos (manipulados, incompletos) y nos falsean. Por eso recordar debería ser un acto ético. Por eso es tan necesario recordar como lo hace aquí M. Àngels, la mujer de los recuerdos precisos y poéticos.
Recordar es un acto poético.