¿Has pensado alguna vez que tu vida ya no puede cambiar?
¿Que debes resignarte a seguir así? Pues te digo, desde ya, que puedes y debes, siempre que no te sientes feliz con la vida que llevas.
Pero primero debes saber lo que debes cambiar y quedarte con lo que te haga «feliz».
Los cambios cuestan, pero mucho menos de lo que imaginamos.
Imaginar está bien, pero llevarlo a cabo «es una pasada».
¡Búscate, conócete y enamórate de ti!
¡Hoy no cambiará nada de lo que estoy descubriendo de mí!