El estudio apropiado para el cristiano es la Deidad. La ciencia más elevada, la especulación más encumbrada, la filosofía más poderosa que puedan jamás ocupar la atención de un hijo de Dios es el Nombre, la Naturaleza, la Persona, la Obra, los hechos y la Existencia de ese gran Dios a quien llamamos Padre. Es un tema tan vasto que nuestros pensamientos se pierden en su inmensidad; tan profundo que nuestro orgullo se hunde en su infinidad; tan sublime que tan sólo podemos esperar en su bondad. Nada hay que desarrolle tanto el intelecto, que magnifique tanto el alma del hombre, como la investigación devota, sincera y continua del gran YO SOY. Para el verdadero cristiano, es un deleite estudiar su Palabra; conocerle a él ha de ser el principal objetivo en su vida.