No es fácil llevar a cabo una terapia de grupo, especialmente cuando tus pacientes son asesinos, concentrados en sepultar la culpa bajo toneladas de «buenos motivos». La mayoría prefieren no hablar de ello pero siempre hay excepciones, individuos que rememoran con satisfacción los gritos, son bestias inteligentes que se mueven por instinto y uno de ellos, el peor de ellos, ha cumplido con su tiempo de castigo.
Supervisada por quienes cuestionan su trabajo y entre un grupo de pacientes que no quieren dejarse ayudar, la doctora Mabel Fuentes convertirá a Damián Valle en su objetivo, consciente de que tiene apenas una sesión de terapia para evitar que las puertas del centro psiquiátrico San Marcos se abran y dejen a un asesino en libertad.
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