Marta ha cumplido 15 años. Se siente feliz cuando se mira al espejo. Desde este verano ha empezado a notar en su cuerpo los cambios que toda niña desea y que, en su caso, estaban tardando más de lo esperado. Los sujetadores deportivos han pasado a la historia. Lleva apenas una semana de clase y todos sus compañeros hablan de ella. ¿Habéis visto a Marta? ¡Cómo se ha puesto! ¡Está buenísima! ¿Qué le ha pasado? Si el año pasado era una esmirriada, pequeñita, delgaducha… Antes siempre había pasado desapercibida. Su cara perfecta, sus bonitos ojos negros y sus labios perfilados unidos a su corta estatura y su extrema delgadez la hacían una niña muy mona, pero una niña al fin y al cabo. Sus abuelos siempre le decían que cuando pegara el estirón y su cuerpo se desarrollara iba a ser la mujer más guapa del mundo entero. Y aunque fueran sus abuelos en algo tenían razón y es que ahora Marta es una chica muy
muy atractiva.
Posa frente al espejo con el teléfono móvil. Culito respingón, espalda erguida, pecho levantado, cabeza ladeada y morritos a la cámara. Nueva foto de perfil.
Nunca se hubiera imaginado lo que en los próximos días le iba a suceder. Cómo alguno de los actos que se hacen llevados por un impulso incontrolado y sin sentido puede cambiar la vida, y dejar una marca en el corazón que la acompañará siempre.
Tienes una solicitud de amistad…
¿Aceptar o Ignorar?