Ayman es un niño de diez años que vive en el seno de una familia de árabes conversos (mudéjares) en la aldea de Santarén.
Su tranquila vida de agricultores se ve truncada por culpa de un misterioso asesinato, del cual es acusado el padre del niño, que a su corta edad tratará de exculparlo. Un tesoro escondido, conseguido fraudulentamente por el señor del lugar, parece ser el móvil del misterioso crimen. El desenlace se produce coincidiendo con la riada del 18 de octubre de 1545, que cambió de forma definitiva el paisaje y las ubicaciones de los pueblos donde transcurre.
Dentro del género histórico, costumbrista y de misterio, la obra es también una exaltación del principio de inocencia. A su vez, refleja la adaptación de la población árabe y judía a la cultura y religión Cristiana impuesta por los Reyes Católicos en el año 1492.