Carolina Torres es la protagonista de esta historia sin saberlo. En su cumpleaños le regalan un tintero, que por su simple formato no se diferencia de otros que tiene en su colección. Sin embargo, en su interior se oculta un personaje mágico y legendario. Se trata de una pequeña gota de tinta con vida propia, que destaca por sus habilidades físicas y y capacidad emocional, salpicadas con una pizca de vanidad y envuelta de un aire a sabelotodo. Su nombre es Tin Ductus y su mejor definición es la de artista. Ambas comparten el mundo de la caligrafía, conectadas a otras actividades que le permiten a Tin mantenerse en plena acción para demostrar que la tecnología no puede ni es enemiga del arte. Tin nos habla de la familia Torres, con la intención de que el lector se convierta en un sólido integrante de sus trazos (ductus) de amistad, consolidando así su existencia que irá de generación en generación.