Todas mis voces (una novela de una vida diferente que nació para trascender) Ninguna vida es inútil.
Víctor Manuel Pérez Orozco nació en Ciudad de México en el ano de 1963, pero toda su vida vivió en Ciudad Satélite en el Estado de México. Víctor Manuel fue un niño que nació con una estrella maravillosa. Tuvo una infancia feliz. Eran las ultimas casas de esa nueva ciudad moderna, creada y diseñada a principios de los sesenta como una ciudad modelo del futuro. Vivió en lo mejor de los dos mundos: modernidad, de un lado, y las maravillas del campo y la naturaleza, del otro lado. Brillaba con luz propia, no vivía su vida, actuaba en ella, representaba su vida como en una obra de teatro, con pasión y fuerza. Siempre supo que quería ser actor y trascender. Cuando era un joven de 19 a 20 años comenzó su promisoria carrera de actor en teatro universitario y en pequeñísimos papeles en algunas películas, incluso de extra; no le importaba. Todo era como un sueño para él, pero de repente empezó a sentirse mal: escuchaba voces a su alrededor y fue diagnosticado con esquizofrenia. Es como si en un juicio fueses declarado culpable a cadena perpetua en las sombras. Su mundo se derrumbó, pero no su espíritu, ni su creatividad, aunque quedó aislado de la sociedad por su enfermedad mental, y por la sociedad misma, porque no sabe cómo tratar a estos seres extraordinarios que piensan diferente, lo que llamaríamos fuera de la caja. Él sabía que tenía que trascender. Empezó a pintar, y pintar, y pintar, durante los siguientes 35 años. Antes de su repentina muerte dejó un legado de pinturas maravillosas de carácter abstracto y otras de rostros con increíbles expresiones, que nos transportan en el tiempo a recordar a pintores excelsos como Vincent Van Gogh, Picasso o Dalí, que también padecieron esquizofrenia en mayor o menor grado, pero su legado será eterno. Víctor Manuel Pérez Orozco, un hombre extraordinario que nos dejó plasmados en sus pinturas cientos de momentos de amor, terror e imaginación interminable y nos enseñó que, con pasión y con amor, ninguna vida es inútil.