Bajo los versos de este poemario, Última llamada al Edén, fluye el existencialismo en su estado más puro; es la voz que ya se intuía en aquella obra primera de Alberto Galán y que ahora, con savia nueva dotada de un riguroso manejo del ritmo y del lenguaje, se hace patente. Son versos profundos, duros, que nos hablan de la fragilidad de la existencia frente al Cosmos, que desde la oscuridad buscan la luz; desde las honduras del alma luchan por anclarse a un navío salvador. Versos que piden clemencia y hallan terror. Pero, por encima de todo desaliento se trasluce la esperanza; siempre queda la Poesía como tabla salvadora.