Ahora soy el Lord de Teránea, o lo que es lo mismo, el amo y señor todopoderoso de esta realidad virtual. Además, soy un online, y por lo tanto solo existo ya aquí dentro a diferencia de los demás, que se pueden desconectar cuando lo deseen para volver a sus cuerpos en el mundo real. De hecho, soy el último online que queda vivo. No obstante, ser online y Lord al mismo tiempo tiene sus ventajas, pues esto significa que puedo vivir eternamente en Teránea sin las limitaciones de ahí fuera. Si bien es cierto que los onlines mueren para siempre una vez son asesinados aquí dentro, absolutamente nadie tiene el poder suficiente para acabar con su dios supremo: yo. Nadie osaría siquiera hablar contra mí, pues todo lo que se dice y hace en Teránea queda registrado en los logs, a los que solo yo tengo acceso.
Precisamente, la sala de los logs de Teránea es el lugar desde donde cuento el principio de mi historia, que comenzó cuando un avatar llamado Duncan entró por primera vez en mis dominios como aprendiz de mago el 18 de enero de 2034. El recién llegado confiaba en sus habilidades para prosperar sin conocer nada de cómo funciona este lugar, ignorando todos los peligros a los que se iba a enfrentar, pensando que todo simplemente se trataba de un juego. No obstante, pronto se iba a ver envuelto en una serie de desventuras que lo llevarían por parajes oscuros, y que iban a alterar el curso de la vida en todo Teránea hasta límites insospechados. El grandioso destino de aquel aprendiz solo estaba comenzando a ser forjado