Este cuento narra la historia de superación de un muchacho, Ismael, que en un momento particular de su vida lucha contra sí mismo para encontrar una salida ante la historia de la cual era protagonista. A través de este personaje, un chico alegre y con mucha vitalidad que se aferra a una esperanza escondida en un bosque verde, de forma sencilla pero cargada de emociones, el autor intenta transmitir esta lucha interior que arde dentro de sí mismo. Así, el relato pretende sensibilizar a esta sociedad de la existencia de personas que padecen enfermedades denominadas «raras», especialmente la ataxia de Friedreich, y concienciar a todos y todas de la necesidad de un cam-bio ante la diferencia, un cambio ante la diversidad funcional, un cambio en la actitud y perspectiva que hasta hoy tenemos centrada en el déficit y no en las potencialidades de estas personas, que no son raras, son únicas como todos y todas los que formamos parte de la misma. El contenido de la historia es una gran oportunidad para trabajar con niños, niñas y adolescentes valores de empatía, amistad, capacidad de lucha, superación, etc., ya que a través del protagonista podemos sumergirnos en un mar de emociones; pasando de la tristeza a la alegría, de la rabia al sosiego; para finalmente comprender que todas las personas somos iguales, pero a la vez diferentes, que en la diferencia está la verdadera riqueza.