Este estudio parte de la situación económica que se vivió en España a consecuencia de la Guerra Civil y, más concretamente, de la crisis que entonces surgió, de la carencia de medios para atender a una población empobrecida, víctima de la contienda. Y, sobre todo, se describen en él los recursos ideados en aquel momento para contener aquella catástrofe humanitaria, aunque estos fueran de mera «supervivencia»: pequeñas aportaciones, unas envueltas en un halo de voluntarismo, de humanidad; otras, una clara imposición, de la que era difícil evadirse moralmente. Pero, sumadas unas y otras, contribuyeron a paliar la desprotección en la que muchas familias se encontraron, dada la falta de medios del Estado franquista, carente en sus comienzos de recursos propios suficientes y de apoyos internacionales para atender a tantas necesidades.
Ante un nuevo escenario de crisis económica, aunque provocada por causas muy diferentes a aquellas, al que España parece abocada cuando ve la luz este libro, ¿no valdría la pena conocer cómo se organizaron aquellos recursos? Es cierto que el sustrato económico, productivo, actual no tiene parangón con el de una España devastada por la guerra hace 80 años, pero hoy como ayer aportaciones mínimas pero múltiples son día tras día reclamadas desde muy diversas instituciones (ONGs, Cáritas, bancos de alimentos, comedores sociales, etc.), para contribuir a aliviar situaciones de desamparo y a reforzar otras medidas proceden-tes de instancias más poderosas. El ejemplo del pasado no es, pues, despreciable y sí digno de ser recordado y tenido en cuenta.